

Si Vichy es hoy atractiva, no ya con una clientela exógena que hizo la riqueza de la ciudad termal, sino con las poblaciones autóctonas (Clermont-Ferrand, Thiers, Moulins, Roanne, Lyon…), la ciudad lo debe seguramente a la ley del 13 de julio de 1906 sobre el descanso dominical y en todo caso a las derogaciones que autoriza su estatuto de estación termal.
Los nuevos parques son un lugar de encuentro para todos aquellos que prefieren los largos ensueños y la meditación silenciosa frente a los vastos horizontes a las manifestaciones de la vida elegante. Esta invitación poética sigue resonando para el paseante actual en los parques Napoleón III y Kennedy. Además de sus cualidades bucólicas, son un edén lúdico para los niños, los deportistas, numerosos ciclistas y corredores.